DEL MAR

Rafael Pérez y Pérez

En la actualidad el arte ofrece una abundante variedad de recursos y espacios estructurales que rompen con los tradicionales géneros puros, un claro ejemplo es la cerámica, material que ha despegado de su habitual encasillamiento para cobrar un carácter contemporáneo de técnica escultórica.

Utilizar el término cerámica de modo genérico para establecer una disciplina distintiva hoy por hoy resulta poco significativo, lamentablemente el enfoque descriptivo ha dificultado que esta actividad trascienda los ámbitos artesanal e industrial. Podríamos decir que la palabra cerámica sólo nos remite a una técnica o a la ¡dea abstracta adscrita a un material arcilloso y aglutinado por el fuego, sin dejarnos distinguir valoraciones de orden utilitario o estético.

En este sentido, Hilda San Vicente nos presenta la muestra Del mar, escultura cerámica, con la que hace una precisión categórica que enfatiza su propósito de distinguir la cerámica como vía de expresión, buscando un enunciado absoluto que agrupe los conceptos de sustancia, función e intención, para encontrar de modo natural en el medio, la razón de ser de este material.

La presente selección de piezas descubre en el mar un motivo creativo para lograr formas evolucionadas cuyo vínculo es su origen primigenio, sin que exista la intención de copiar las morfologías marinas de las caracolas y caparazones, sino utilizarlas para la abstracción escultórica que tiene como punto de partida la reinvención de formas existentes.
La obras emergen del propio espacio en que se construyen o se levantan, los volúmenes, formas redondas y punzantes denotan una sensualidad expresiva acentuada mediante el color o el craquelamiento apenas visible logrado por el Rakú, con el que adicionalmente se logra dar a las piezas un carácter orgánico de piel, o por los tonos naranjas ahumados que nos traen a la memoria la exquisitez oriental. Un conjunto cuya fragilidad no está en el material o la construcción, sino en el efecto visual que la artista consigue de manera extraordinaria, un punto donde se funde la naturaleza material con la textura y el tacto.

La muestra logra por sí misma crear un lenguaje personal y expresivo que aparta los objetos cerámicos del valor utilitario y establece su finalidad en la contemplación. Es así que las esculturas denotan la creatividad plástica de Hilda San Vicente y expresan un lirismo que parte de la inspiración marina, motivo propio del tema, y en el que se distingue el control absoluto de sus intenciones plástico-compositivas, superando con genialidad lumínica y espacial las limitaciones que impone la técnica. Es justo su capacidad de interrelacionar la forma y el espacio, la que confiere libertad a los volúmenes sin apartar las referencias objetuales o naturales que cada pieza encierra. Hílda San Vicente es una creadora prolífíca que reinventa el mundo que le rodea desde su estudio ubicado en la calle de Texas en la Ciudad de México, desde donde articula su fascinación por la naturaleza.